PET en Ecuador

Palabras clave

PET

Cómo citar

Haro Salvatierra, E. (2009). PET en Ecuador. Oncología (Ecuador), 19(1-2), 6. Recuperado a partir de https://roe-solca.ec/index.php/johs/article/view/429

Resumen

A pesar de existir un avance tecnológico cada vez más sofisticado en la detección del cáncer, esta enfermedad continúa siendo un problema de salud pública en todo el mundo. Desde el primer trabajo publicado por George Von Revesy, en 1943, los estudios biológicos y de investigación clínica con radioisótopos se han sucedido como testimonio de su aplicación en distintas ramas de la Medicina. De inicio las pruebas ofrecían resultados cuyos datos permitían solamente un criterio de funcionalidad, lo cual aún siendo útil, analizándolo con rigor científico y a través de una exigencia no acorde con la experiencia, concedía unos límites muy estrechos a su campo de aplicación. El interés suscitado por estas técnicas originó su propia evolución hasta conseguir datos compatibles con la morfología del órgano o sector estudiado.

Las aplicaciones de la Medicina Nuclear Oncológica son diagnósticas y terapéuticas, brindan información funcional con alto grado de sensibilidad en el diagnóstico de actividad tumoral e intervienen en la estadificación, seguimiento y evaluación de la eficacia de los tratamientos instituidos. Además, valora la repercusión de las distintas terapéuticas en los órganos afectados y en los tejidos sanos expuestos a la acción de la quimioterapia y al tratamiento radiante. La Medicina Nuclear en ECUADOR está experimentando uno de los momentos más importantes de los últimos tiempos en el área de salud, anticipando un futuro lleno de desafíos y aciertos que abarca diversas especialidades en un solo sistema llamado Tomografía por Emisión de Positrones (PET), método que sirve para captar imágenes del metabolismo de la glucosa en un órgano. Debido a que las células tumorales son más activas metabólicamente que las normales, se puede usar un incremento en la absorción de glucosa para diferenciar tumores de tejidos normales o necróticos, aplicando al paciente un trazador llamado radiofármaco, la flúor-18-desoxiglucosa que es la unión de un fármaco o de una sustancia fisiológica con farmacocinética y farmacodinamia conocidas, con un átomo radioactivo emisor de positrones.